Introducción

La forma de trabajar al introducir la enseñanza de lengua extranjera es construir conocimiento, aprovechando que los niños de 4 años que tenemos en clase, dominan muy bien tres elementos básicos compartidos (un territorio indicial compartido que posibilita el uso/adquisición de una nueva lengua). De otro modo no funciona. Esos 3 elementos son: estructura de tiempo-espacio, texto narrativo y estilo directo.

 

 

 

 

 

 

Estructura de tiempo-espacio.


Jerome Bruner nos dice que desde el momento de nacer, mamá construye formas de acción conjunta, en donde la interacción se vuelve muy significativa. De este modo, los niños desde el primer momento son competentes, participan mucho. Estas son estructuras de tiempo-espacio. Mamá es muy constante en cómo organiza la acción, y la organiza en tiempo y en espacio: cuando preparamos el baño, la cena, cuando cambiamos los pañales, etc.
El gran trabajo de los profesores de niños de tres años, es construir estructuras de tiempo-espacio. Los críos saben si han comido, si vendrá mamá, si ha llegado el recreo o no,... Ese es un inmenso trabajo con alumnos de tres años: organizar estructuras de tiempo-espacio. Por lo tanto, supongo que los padres, la tutora, han trabajado mucho cómo se organiza el tiempo y el espacio con esos niños para cuando yo trabajo con ellos.
¿Cómo nos entendemos? Reconociendo las cosas que hacemos en tiempos y lugares, más que lo que decimos. En un modelo D que acoge niños que no tienen el euskara en casa, como lengua de uso, donde nos la jugamos es en si tenemos profesores que sean capaces de organizar la clase, con independiencia de la lengua.

 

 

Texto narrativo.


A los dieciocho meses, sabemos cuando alguien (sobre todo mamá) nos está contando un cuento. Seguramente no entendemos todas las palabras, pero sabemos que es un cuento. Y un cuento no es lo que nos cuentan, es cómo nos lo cuentan. Un cuento es un tipo de texto. Es una narración, y la narración tiene una estructura como texto.
El relato tiene un principio, un clímax y un desenlace. Tiene además de un claro protagonista, el relato se centra sólo en un personaje. Y los otros ejercen de secundarios. Una cosa es la realidad y otra es convertirla en cuento. Coger un protagonista coger unos antagonistas, un conflicto desarrollarlo y a eso nos enganchamos todos, porque sabemos mucho de cuentos.
Es más, la psicolingüística está diciendo que hacia los 2 años y medio, no sólo reconocemos cuando mamá o la tele nos cuenta un cuento, sino que empezamos a contarnos nuestra vida diaria en forma de cuento. La vida es una tragedia, pero yo cada día me invento un cuento, e intento que alguien sea Julieta y yo sea Romeo para alguien. Y si soy capaz de montarme el cuento de Romeo y Julieta, vivir es más fácil. Es falso, pero funciona. Vivir es saber contarse un cuento, y yo soy el protagonista de mi cuento cada día. Yo me imagino cómo será mañana, el día siguiente, y me estoy contando un cuento. Y sino no sé vivir.
De mayor o a los 4 años, sabemos mucho de cuentos. La raza humana es la raza que se cuenta cuentos, que narra.

 

 

Estilo directo.


Antes de dominar el estilo indirecto dominamos el directo, se entiende antes, se produce antes. Schmidt, y otros autores están demostrando que muchos de los mecanismos de estilo indirecto no se empiezan a dominar hasta los 12-14 años, o más. El estilo directo significa hablar en 1ª persona mientras el estilo indirecto es el del narrador que habla en 3ª persona, y queda lejos de lo que dice. Habla desde fuera.
El estilo directo supone hablar desde la posición del personaje.
Un niño de tres años cuenta los cuentos como diálogos. Si su maestra le da un cuento con narrador, se pierde. No lo sabe elaborar, no lo llevará a su casa. La narración es costosa, sin embargo el diálogo le cuesta poquísimo.
Por ello, el maestro no debe narrar, al principio, ni un segundo de cuento. Debe organizarlo. La secuenciación que yo he propuesto tiene tres niveles de texto: el primero es el estilo directo, segundo es el narrador que narra y finalmente, tercero es el narrador que organiza.
Si apoyo mi input en estilo directo organizado, los niños comprenden. Si apoyo el cuento narrador que narra se me hunde todo.

 

 

Organización del cuento.


Si el primer día de clase no sé organizar tiempo-espacio, estilo directo, estructura narrativa, narrador que habla, narrador que organiza, no tendré resultados. Hoy estoy poniendo las bases para llegar a final de curso.
Antes de atacar un cuento, lo más complicado es que si yo hago un gesto espero que lo repitáis. Y si yo digo una cosa, espero que la digáis. Si yo voy directamente al cuento, igual tengo muchos niños que no me siguen.
Otra cosa, primero pongo el gesto, y luego pongo las palabras. Nadie lo ha visto, pero todos lo han visto.
Cuando contamos cuentos, la parte del narrador la hacemos más rápida, hay otro tono y sin embargo, cuando toca diálogo, lo contamos de forma más pausada.
En lo que a tiempo-espacio se refiere, cuando contamos cuentos, tenemos que marcar el ritmo con los gestos, como si fuera la batuta de un director de orquesta. Los cambios de ritmo nos organizan la clase.
Para que el cuento funcione, yo me tengo que convertir en Romeo de alguien. Ese es un valor añadido al cuento. Un protagonista es un personaje que tiene que estar en un tiempo-espacio. Cuando mamá cuenta el cuento de Caperucita, primero presenta a Caperucita y luego al lobo. Nunca al revés. Ningún anuncio lo hace. Los niños tienen que saber que el personaje de la izquierda es el protagonista, el del centro es el narrador y el de la derecha el antagonista.
Este cuento, tiene dibujos también, pero el primer día yo no presento los dibujos, porque entonces nosotros estamos fuera. Y yo quiero que los niños no sean espectadores, que se pongan en posición del personaje, que hablen desde el personaje. Y eso se consigue haciendo que no hablemos del cuento desde fuera sino desde dentro. Cuando coloco a los niños en posición de personaje, eso es un inmenso punto de partida para la producción. Si los pongo en posición de espectador, procesarían desde fuera, y el espectador no tiene estilo directo. El espectador traduce, el espectador no se implica,... El estilo directo es colocar a los niños en posición de protagonista. Todo eso lo organizo desde el tiempo espacio.
Podemos resumirlo de la siguiente manera. El lenguaje es todo aquel conjunto de procedimientos que usamos para llenar con mas o menos significado lo que escuchamos, leemos, escribimos. Lenguaje es aquello que nos llena de significado lo que hacemos, no lo que decimos. Yo he intentado construir un discurso significativo en el que los niños y yo hemos puesto en marcha un conjunto de procedimientos que han permitido llenar de significado lo que escuchamos y lo que decimos.
En infantil, en los primeros cursos de primaria, con una lengua no familiar, los procedimientos que llenan de significado lo que decimos lo que escuchamos no vienen de lo que decimos o desde lo que escuchamos. Vienen desde dónde y cuando. Lo que hacemos estructurado es aquello que nos llena de significado lo que decimos. Y a eso se le llama lenguaje contextualizado.

Para contar cuentos debemos apoyarnos más en lo que hacemos que en lo que decimos, más en el tiempo espacio.
Niños que llenan de significado el inglés, construyendo posición de protagonista, de antagonista, de personaje, porque después, todo lo que dicen esos niños es posición de personaje. Esos niños no sólo aprenden inglés, aprenden más euskara también.
Lengua no es lo que decimos, sino aquello que nos llena de significado lo que decimos. Y en muchos aspectos eso que nos llena de significado lo que decimos es competencia subyacente común. No hemos hecho inglés, hemos construido significado. Y eso vale para todas las lenguas que hemos aprendido.

 

 

Didáctica


Yo propongo para Educación Infantil de tres a cinco sesiones a la semana. Cuatro sería lo más osado. Menos de tres, creo que no funciona, los resultados que pretendemos conseguir no los conseguimos.
Tres o cuatro veces a la semana usaría el cuento durante una semana y media a dos semanas. Cuando los niños se han cansado, cambio y paso al segundo cuento. Después de semana y media o dos semanas del segundo cuento, vuelvo al primer cuento, luego al segundo,… y siempre estoy jugando con dos o tres cuentos.
Por término medio los profesores trabajan con 6 cuentos al año. Además de esto siguen haciendo otro tipo de ejercicios.
Es conveniente hacer el cuento sin soporte visual durante tres días, quizás dos y el tercero empiezo sin soporte y paso a usar el mural. Después de dos semanas de hacer un cuento lo dejo, y paso a otro cuento. Tres o cuatro días sin soporte visual, y después pongo soporte visual….
Las probabilidades de que no traduzcan son muchísimas más. Si presentamos el dibujo el primer día, el inglés no llegará a casa. A estas edades no hay conciencia metalingüística, por lo tanto el nombre es propiedad del objeto. Lo que hace que el dibujo o el texto sea en inglés no es lo que decimos, sino el lugar desde donde lo decimos. Y ese es el punto de vista que yo estoy trabajando. Si yo te pongo el lugar tu me lo dices en inglés. El valor añadido es la posición. El lugar hace que las palabras sean en inglés, que no puedan ser traducidas. Yo parto de que la base, no es el fonema, la palabra, la frase, yo parto de que la base es texto.

Al cabo de un mes vuelvo a hacer aquel primer cuento. El primer día, lo hago sin soporte visual, no tanto para refrescar el cuento, como para volver a esa posición de personaje que habla, que es lo que me interesa. Porque es lo que hace que los niños vayan a casa y sepan contar el cuento. Yo les quiero situar en el lugar del protagonista y estoy convencido de que ese lugar de protagonista lo consigo sobre todo cuando no hay soporte visual. Ya conseguido sin soporte visual lo arrastro al soporte visual: bien a nivel de colectivo como mural, o a nivel individual como las fichas de la carpeta.
Los diálogos de los personajes se pueden modificar, de simple a complejo, pero no me interesa modificar la estructura de tiempo-espacio.
Tengo que hacer algo para lo que sean competentes, pero no apoyo el discurso en el dibujo. Por lo tanto, debo ser coherente y mandar a casa exactamente lo mismo. Y qué es lo mismo? El primer día el cuento se entiende porque he construido lugar de protagonista, lugar de antagonista, lugar de narrador... Posición de personaje que habla con un ritmo, un tempo, eso es lo que hay que mandar a casa. Pero eso es lo más fácil, porque lo saben todos los niños.
Con el profesor, saben hacer aquello que solos aún no saben hacer, pero llegará un momento en el que pasemos de la regulación externa a la regulación interna y sin profesor sabrán hacer aquello que ahora sólo saben hacer con apoyo. El profesor no es el que les enseña lo que no saben, es el que los convierte en competentes en su incompetencia. Al menos es ese el punto de vista que yo intento organizar.

 

 

Lengua extranjera y su objetivo.


La cuestión no es cuantas lenguas aprender sino como se aprende. Y la cuestión no es a qué edad empezamos sino cómo lo hacemos. Yo todo lo que he intentado explicar es cómo. Si el cómo es significativo y funcional no os preocupéis, que lo aprenderemos.
El objetivo en lengua extranjera no es hablar como los nativos, Porque el objetivo no es pensar como los nativos, hacer las fiestas que hacen los nativos o tener amigos como los tienen los nativos, …por que no vamos a renunciar a nuestra cultura y personalidad. El objetivo es hablar. ¿Y si se equivocan? Pues se equivocan. Pero hablan, se comunican y se sienten competentes. El objetivo no es hablar como los nativos, sino con ellos, desde mi forma de hablar.