Introducción

Respondiendo al llamamiento del departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco, 308 centros educativos han puesto en marcha su Proyecto de Normalización Lingüística con objeto de potenciar el uso normalizado de la lengua. Cada uno de esos centros tiene un Técnico Responsable de Normalización Lingüística (HNAT, en euskera) y una Comisión de Normalización Lingüística (HNB, en euskera). Pero los proyectos no son posibles sin la implicación del profesorado del centro. Sin menoscabo de otros estamentos del centro, el profesorado es el responsable último de la educación y es el modelo que el alumnado recibe para su educación. Por ello, es imprescindible implicar al profesorado en el Proyecto de Normalización para que éste llegue a buen puerto.

 

 

 

 

 

Escuela y sociedad

La escuela es reflejo y modelo de la sociedad. Escuela y sociedad deben implicarse a través de una estrecha relación en la labor de impulsar la normalización del euskera. Por ello, en el proyecto debe contemplarse la colaboración de alumnos, padres y madres, personal no docente, entorno social,….y sobre todo, del profesorado que es la columna vertebral del centro y del proceso educativo en sí. Se requiere un grupo de profesores dinámico y estructurado para llevar a adelante el proyecto.

El proceso de elaboración y puesta en marcha del proyecto requiere una reflexión y consenso previo, un diagnóstico de la situación educativa y su pusta en marcha y posterior evaluación.

La dirección del centro debe ser la principal responsable, debe asumir una responsabilidad prioritaria en el proyecto. Debe analizar las medidas necesarias de puesta en marcha, elaborar los objetivos del programa y evaluarlos una vez realizados y reformular el proyecto. Para ello, deberá tener en cuenta el Proyecto Educativo, el Proyecto Curricular y el Plan Anual.

Los miembros de la Comisión y el Técnico Responsable realizarán el diagnóstico del centro, el diseño del proyecto y su ejecución, poniéndolo en manos de todos los profesores para posibilitar su implicación.

 

 

 

 

 

 

Papel central del profesorado

El profesorado debe colaborar en la implementación del proyecto. Para empezar debe ponerse en marcha el lema que todos aceptamos de que todos los profesores y profesoras lo somos de lengua, con independencia de la especialidad que impartamos.

El profesorado es el trasmisor de la lengua, el modelo del alumnado, pero debe ser además el referente de uso y normalización del euskera. Debe potenciarse en el alumnado la motivación no sólo de conocimiento, sino además, de uso del euskera.

Nos encontramos con una tipología muy variada y diversa de profesorado: según su motivación hacia la lengua, su conocimiento y su uso incluso dentro del centro educativo. Por ello, conviene realizar una reflexión previa que posibilite un consenso y evite susceptibilidades acerca del alcance y objetivos pedagógicos del plan.

Es conveniente la realización de una información previa de lo que supone el plan. Para ello, puede contarse con un Técnico de otro centro que relate su experiencia, o algún agente de grupos de tiempo libre que trabaje en el campo de la normalización.

La presentación de intención del proyecto se presenta posteriormente en el Claustro de Profesores, bien ordinario o extraordinario. En todo caso, conviene darle un tratamiento específico y no retrasarlo tras la presentación de otros temas. Conviene resaltar la necesidad del plan para sistematizar la labor docente. Los ritmos y exigencia del plan se adaptarán a la voluntad de consenso entre el profesorado. Conviene marcar actividades tanto de perfeccionamiento lingüístico específico para el profesorado que lo requiera como general en aspectos que se consideren que deben ser profundizados por todos. Igualmente marcarse objetivos de perfeccionamiento didáctico.

La reunión de claustro debe ser convocada por el director y él, o un miembro del equipo directivo presentarán el proyecto, que deberá ser operativo, consensuado, libremente aceptado, adecuado al centro y plural.

Después vendrá la realización del diagnóstico del centro. Los datos recogidos deben ser significativos para posibilitar un verdadero análisis. Conviene informar del tipo de datos que se van a recoger y aceptar sugerencias sobre los mismos.

Con posterioridad, se redactará el proyecto que deberá ser realista y alcanzable, marcando convenientemente las prioridades, medios y temporalización. El Proyecto se incorporará en el Proyecto Educativo de Centro. El programa de normalización, por su lado, en la programación anual de centro. Esto supone poner en marcha la Comisión. La circulación de la información de lo que se va realizando es necesaria para mantener la motivación del profesorado.

En resúmen, teniendo en cuenta la diversidad del profesorado, debe respetarse la singularidad de cada cual, buscar el consenso, asegurar la información, fomentar la participación, respetar los ritmos de trabajo, responsabilizar a la dirección en el proyecto, formar al Técnico y la Comisión, e impulsar una evaluación eficiente para realizar un Proyecto Lingüístico adecuado.